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  • Foto del escritorMauricio Aguilar Agueda

¿Para quién diseñamos?

Actualizado: 8 abr 2020


La respuesta inmediata no sólo parece ser sencilla sino obvia; el cliente. Sin embargo esta respuesta sólo es correcta parcialmente.

Es verdad que es el cliente quien tendrá la última palabra sobre aquellos diseños que nos solicita, igualmente es cierto que la retroalimentación juega un papel muy importante en el proceso de diseño, sin embargo no diseñamos para el cliente, al menos no como se podría pensar.

Me explico; una vez que asistimos a la entrevista previa y se nos hace saber las necesidades gráficas requeridas comienza el trabajo de investigación, lluvia de ideas, bosquejos, bocetaje fino, revisión de propuestas, discriminación de propuestas, retornos a ideas previas, afinación de propuestas finales, así hasta llegar felizmente a ese preciado momento que arrojan varios días de trabajo arduo.

Acudimos exultantes a la cita para revisión, y aquí estamos, seguros de nuestro trabajo, orgullosamente levantamos la camisa protectora del diseño y lo primero que escuchamos, en vez del esperado “wow” o de un mexicanísimo “órale” es un descarnado “no me gusta”. La sonrisa se nos congela en el rostro y las primeras palabras que salen en automático de nuestros labios son ¿por qué?... y aquí empieza lo interesante...

-No sé, no es lo que esperaba, no me gustan los colores (o la letra, o el símbolo, o las texturas etc.)-

Recuerdo a un profesor que detestaba en la escuela de diseño pues invariablemente pedía que se justificara todo el trabajo... pues bien, el tipo tenía razón. Y aquí viene la respuesta a la pregunta que hacía al principio ¿Para quién diseñamos? Si, para el cliente pero no diseñamos para que le guste a él, no se trata de un traje a la medida o la decoración de su casa, no se trata de un diseño personal. Diseñamos para dar respuesta a la necesidad para la que fuimos contratados.

El cliente tiene una idea en su mente de cómo deben ser las cosas, y es muy probable si atendimos eficientemente en la cita previa, que nuestra respuesta gráfica este en el camino correcto. Es aquí donde, como profesionales del diseño gráfico, debemos justificar y convencer con fundamentos la razón de nuestro diseño; por qué utilizamos determinados colores, por qué empleamos ciertas tipografías, por qué proponemos tal o cual símbolo, por qué acomodamos de tal o cual manera todos los elementos.

Por supuesto que es muy importante la satisfacción del cliente, se requiere ser accesible en todo momento y observar sus sugerencias y comentarios. Sin embargo debemos estar seguros de nuestro trabajo y explicar con bases y fundamentos nuestras propuestas de diseño. Hay que saber vender la idea y amablemente recordarle que estamos diseñando para él pero no a título personal, sino la respuesta gráfica requerida para su producto, servicio, empresa y demás.


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